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Tenemos a quien acudir

Si logramos comprender la expresión del salmista, nos daremos cuenta de que es un hombre que ha experimentado esa gran misericordia de Dios. Él está haciendo una afirmación de lo que ha podido recibir de Dios.

Salmo 86:5 Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan.

Salmo 86:5

Querido lector, existe un Dios maravilloso que está interesado en usted, que quiere ver su vida bendecida; un Dios que está esperando que usted se acerque a Él, porque si lo hace, le dará las respuestas que está buscando. Note lo que dice el salmista: Porque tú, Señor, eres bueno… Dios es infinitamente bueno, no hay ninguna maldad en él; por consiguiente, lo que quiere para usted es bueno.

Pero sigue diciendo: …y perdonador… ¿Sabe una cosa? Dios tiene la potestad de perdonar, no importa lo que hayamos hecho. Si acudimos a él con un corazón humilde reconociendo que hemos pecado y le pedimos perdón, vamos a recibir su perdón. No se deje condenar por el diablo, porque siempre buscará acusarnos. Y termina diciendo el salmista: …»Y grande en misericordia para con todos los que te invocan». La misericordia de Dios es tan grande que siempre está al alcance del hombre, pero es necesario acudir a él. Por eso vemos que dice: …para con todos los que te invocan. Usted necesita hacer su parte, necesita orar; es por medio de ella que podemos acudir al Señor. La palabra “invocar” hace referencia a la oración.

Orar es hablar con Dios, con sus propias palabras le cuenta sus luchas, sus aflicciones, sus necesidades, y Dios dará respuestas.

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