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No permita que su corazón se endurezca

el SEÑOR dice: ‘¡Ahora vas a saber que yo soy el SEÑOR!’. Con esta vara que llevo en la mano voy a golpear las aguas del Nilo y el río se convertirá en sangre. Morirán los peces que hay en el río; entonces el río apestará y los egipcios no podrán beber agua de allí”». Dijo también el SEÑOR a Moisés: «Dile a Aarón que tome su vara y extienda el brazo sobre las aguas de Egipto, para que se conviertan en sangre sus ríos y canales, sus lagunas y depósitos de agua. Habrá sangre por todo el territorio de Egipto, ¡hasta en las vasijas de madera y de piedra!». Moisés y Aarón cumplieron las órdenes del SEÑOR. En presencia del faraón y de sus funcionarios, Aarón levantó su vara y golpeó las aguas del Nilo. ¡Y toda el agua del río se convirtió en sangre! Murieron los peces que había en el Nilo y tan mal olía el río que los egipcios no podían beber agua de allí. Por todo Egipto se veía sangre. Sin embargo, mediante sus artes secretas los magos egipcios hicieron lo mismo, de modo que el corazón del faraón se endureció y, tal como el SEÑOR lo había advertido, no hizo caso ni a Aarón ni a Moisés. Como si nada hubiera pasado, se dio media vuelta y regresó a su palacio. Mientras tanto, todos los egipcios hacían pozos a la orilla del Nilo en busca de agua potable, porque no podían beber el agua del río. Siete días pasaron después de que el SEÑOR golpeó el Nilo.

Ex. 7:17-25

Este texto nos habla de la plaga de sangre sobre el agua (el agua se convirtió en sangre). Llama mucho la atención los vs 22-23, pues allí nos dice que faraón endureció su corazón y no escuchó la voz de Dios que hablaba por medio de Moisés y Aarón. También dice que no dio atención a esto.

¿Qué lección nos deja la Palabra con esto? Que debemos cuidar nuestro corazón para que no se endurezca a la Palabra de Dios. Dios trata de hablarnos de muchas maneras, aún incluso por medio de las adversidades, sin embargo, nos acostumbramos tanto a las situaciones, que no nos damos cuenta que es Dios quien está intentando hablar a nuestras vidas, puede ser para que corrijamos el rumbo o para que lo busquemos.

Faraón buscó la salida sin contar con Dios vs. 24. Así nos puede pasar a nosotros si permitimos que el corazón se endurezca, buscaremos a toda costa solucionar nuestros problemas en nuestras fuerzas en lugar de escuchar a Dios y acercarnos a él humillados reconociendo nuestras limitaciones.

Las adversidades tienen como propósito llamar nuestra atención, que nos volvamos sensibles a su voz. Dios quiere decirnos algo, porque seguramente hay cosas que no estamos haciendo bien.

El problema surge cuando no queremos escuchar, cuando permitimos dureza en nuestro corazón. Por eso es necesario volver a la presencia de Dios, a su Palabra, y desarmar nuestro corazón de todo argumento, necesitamos volver a la oración, pues es Dios quien obrará cuando acudimos a él.  

No permita que su corazón se endurezca

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