El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, Y cualquiera que por ellos yerra no es sabio. 2 Como rugido de cachorro de león es el terror del rey; El que lo enfurece peca contra sí mismo. 3 Honra es del hombre dejar la contienda; Mas todo insensato se envolverá en ella.
Proverbios 20:3
Debemos evitar entrar en contienda con otras personas, porque nada bueno procede de eso, por el contrario, esto ocasiona enemistades, problemas, divisiones, etc.
El proverbista también manifestó lo siguiente:
Camina en su integridad el justo; Sus hijos son dichosos después de él.
Proverbios . 20:7
Como creyentes tenemos la gran responsabilidad de vivir en integridad, y cuánto más los que tenemos hijos. Ellos van a modelar el ejemplo que les hemos dado y les va a evitar complicaciones en su vida.
Cuando no se vive en integridad, se va generando una influencia incorrecta en todos aquellos que nos rodean, y sin lugar a dudas traerá consecuencias sobre las generaciones venideras.
Debemos ser tan cuidadosos en la manera como nos relacionamos con nuestro prójimo. Recordemos que el mandato bíblico es “amar al prójimo…”. Si lo hacemos, vamos a evitar la contienda.
La humanidad sin Cristo entra en contienda fácilmente, y ese no puede ser el comportamiento de una persona que tiene a Cristo en su corazón. La contienda no trae nada bueno a la persona que la practica.