Tú dices: Mi doctrina es pura, y yo soy limpio delante de tus ojos. Mas ¡oh, quién diera que Dios hablara, Y abriera sus labios contigo, Y te declarara los secretos de la sabiduría, que son de doble valor que las riquezas! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.
Job 11:4–6
No tenemos la potestad para juzgar la condición de nadie, ese llamado Dios no se lo ha dado a ningún hombre. Nuestra función es enseñar la palabra y corregir con amor y mansedumbre.
El mensaje de hoy es a no juzgar, es Dios quien trata con cada uno de manera muy personal, usted debe preocuparse por su relación con él.
La Palabra de Dios es tan clara, si nosotros no juzgamos tampoco seremos juzgados.
Propóngase no juzgar a nadie, ni permitir en su vida argumentos contra otras personas.
Cada vez que el enemigo trate de ponerlo en esta condición, va a recordar que la biblia dice: “No juzguéis y no seréis juzgados”.